La situación emocional por la que pasan las personas durante un proceso de duelo es, posiblemente, la más dura y delicada. Es fundamental el apoyo de amigos y familiares durante todo este proceso para que se dé una pronta aceptación y recuperación y el dolor por el fallecimiento de un familiar no se prologue excesivamente en el tiempo.
En este sentido, los seguros de decesos también se convierten en aliados importantes para superar esta crisis, puesto que en los momentos posteriores al fallecimiento estarán cubiertos todos los trámites necesarios relacionados con la defunción. De este modo, los familiares solo se tendrán que preocupar de sus propios sentimientos a la hora de dar el último adiós al difunto.
Posteriormente, toda persona que se sintiera unida de algún modo al fenecido deberá enfrentarse a un periodo de duelo. Este duelo tendrá una duración determinada según su carácter y la relación que tuviera, si se es de personalidad sensible o la conexión que tuviera era cercana, íntima o muy personal, este proceso tendrá que pasar por las siguientes fases.
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Pasos de un duelo
La muerte de un familiar, en la mayoría de los casos, es dura y deja un hueco o vacío existencial en las personas del entorno. La tristeza les invade y no saben muy bien cómo superar este momento o cuánto tiempo va a durar. Si se conocen las siguientes fases, se sabrá exactamente en qué momento del duelo se encuentra y, por tanto, cuánto le queda por afrontar.
En cualquier caso, la ayuda de las personas más cercanas es fundamental en cada una de estas etapas, además de una asistencia psicológica profesional en el caso de que el recorrido por las siguientes situaciones se complique, sea demasiado duro o se prolongue en el tiempo.
1. Negación
La mente trata de amortiguar el primer impacto emocional que produce la muerte de un ser querido negándolo. Esto tiene como objetivo marcar tiempos, de manera inconsciente, para la asimilación. Se podrá negar la muerte de manera explícita al no creerse lo que ha ocurrido o de forma implícita, cuando se reconoce el fallecimiento, pero se sigue actuando del mismo modo que si no hubiese ocurrido.
2. Ira
Para llegar a la aceptación se siente frustración, enfado, ira por verse incapacitado de controlar la situación que le invade o de los hechos acaecidos que propiciaron la muerte. Se busca a quien culpar, por lo que hay que tener mucho cuidado para no verbalizar esa sensación, ya que el daño que se haga puede ser irreparable. No obstante, en muchas ocasiones, el sentimiento de culpabilidad recae sobre uno mismo.
3. Negociación
Se intenta negociar con el yo interior para superar las dos fases anteriores y controlar la situación. Se suele imaginar o crear una solución a la pérdida.
4. Depresión
Llega una sensación de vacío, de inutilidad, al ser consciente de que ninguna de las soluciones que se haya podido inventar es posible. La depresión, sin ser un mal psicológico irremediable, viene acompañada de una profunda tristeza. Suele abrir la puerta a una crisis existencial pasajera en la que se profundiza en el concepto de la muerte, su falta de sentido… pero, a su vez, se comienza a aceptar el concepto de pérdida definitiva.
5. Aceptación
Llega el momento de entender realmente que el dolor es asumible y necesario, y que todos los sentimientos que aún se sienten se deben dejar marchar de forma natural. Se hace consciente de que seguir adelante es lo correcto y hay que dejar un hueco al ser querido que no impida seguir desarrollando una vida normal.
La terapia de duelo
La asistencia psicológica tras el fallecimiento de un familiar es cada vez más habitual, servirá para que el proceso de duelo sea menos doloroso y se acorte en el tiempo, logrando una aceptación total de la muerte. Gracias a este trabajo, se reestablecerá el equilibrio emocional ayudando a la gestión de los pensamientos y de las emociones de la forma más saludable posible