La inteligencia intelectual, caracterizada por el coeficiente intelectual (CI), ya no se considera el factor principal del éxito de una persona. La inteligencia emocional, popularizada hace unos años por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, sería más importante. Pero, ¿qué entendemos por «inteligencia emocional»? ¿Por qué tiene una mayor influencia que el coeficiente intelectual en nuestra vida? ¿Cómo desarrollarla?
Hay ocasiones en las que lo más recomendable es acudir a un psicólogo que nos ayude a trabajar la inteligencia emocional. Sobre todo, cuando las emociones te abruman y te sientes controlado por ellas. Si te encuentras viviendo en Madrid, un psicólogo Madrid como los de la clínica Dra. Teresa Aparicio son una excelente opción.
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Inteligencia emocional: ¿de qué estamos hablando?
El concepto de inteligencia emocional fue propuesto por primera vez en 1990 por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer. Pero fue el psicólogo estadounidense Daniel Goleman quien lo popularizó en 1995 con su bestseller “Inteligencia emocional”. Esta se caracteriza por la capacidad de comprender y controlar tus emociones, pero también las de los demás. Para Daniel Goleman, la inteligencia emocional se expresa a través de cinco habilidades:
- Autoconciencia: ser consciente de tus sentimientos y utilizar tus instintos tanto como sea posible al tomar decisiones. Para ello, es importante conocerte y tener confianza en ti mismo.
- Autocontrol: saber manejar tus emociones para que no interfieran de forma negativa en nuestra vida al abrumarnos.
- Motivación: nunca pierdas de vista tus deseos y ambiciones para tener siempre metas, incluso en caso de decepciones, imprevistos, contratiempos o frustraciones.
- Empatía: saber recibir y comprender los sentimientos de los demás, ser capaz de ponerse en el lugar del otro.
- Habilidades humanas y la capacidad de relacionarse con los demás: interactúa con los demás sin vehemencia y utiliza tus habilidades para transmitir ideas con fluidez, resolver situaciones conflictivas y cooperar.
Cuando dominamos (más o menos bien) estos cinco elementos, demostramos inteligencia humana y social.
¿Por qué la inteligencia emocional es más importante que el coeficiente intelectual?
“Nadie puede decir hoy en qué medida la inteligencia emocional incluye en el curso variable de la vida entre las personas. Pero los datos disponibles sugieren que su influencia puede ser tan importante o incluso mayor que la del CI”, Explica Daniel Goleman en su libro Inteligencia emocional.
Según él, el coeficiente intelectual sería responsable del éxito de un individuo, solo hasta el 20%. ¿Debería atribuirse el resto a la inteligencia emocional? Es difícil de decir porque, a diferencia del CI, la inteligencia emocional es un concepto nuevo sobre el que, por lo tanto, tenemos poca perspectiva. Sin embargo, se ha comprobado que las personas que saben controlar sus sentimientos y los de los demás, y utilizarlos con sabiduría, se benefician en la vida, tengan o no un coeficiente intelectual alto.
Dicha inteligencia emocional juega un papel importante en todos los ámbitos de la vida: el trabajo, la pareja, la familia… Si no se desarrolla, puede incluso dañar nuestra inteligencia intelectual. “Las personas que no pueden controlar su vida emocional experimentan conflictos internos que sabotean su capacidad para concentrarse y pensar con claridad”, dice Daniel Goleman.
Otro punto importante es que la inteligencia emocional evoluciona a lo largo de la vida. Este no es el caso del coeficiente intelectual, que se estabilizaría alrededor de los 20 años. De hecho, aunque algunas habilidades emocionales son innatas, otras se aprenden a través de la experiencia. Puedes mejorar tu inteligencia emocional, si quieres. Esto implica el deseo de conocerte mejor a ti mismo y de conocer mejor a las personas que te rodean.
¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional?
Desarrollar inteligencia emocional requiere entrenamiento, ya que cambiar nuestro comportamiento no se puede hacer de la noche a la mañana. Todos tenemos habilidades emocionales, pero pueden verse afectadas por malos hábitos. Estos deben abandonarse para ser reemplazados por nuevos reflejos que den un lugar de honor a la inteligencia emocional. Por ejemplo, la irritabilidad, que resulta de quejarse y enfadarse, es una barrera para escuchar a los demás, una habilidad emocional que es muy importante en la vida.
Pero entonces, ¿cuánto tiempo le toma a una persona dominar una habilidad emocional? «Depende de varios factores. Cuanto más complejas son las habilidades, más se tarda en adquirir «, reconoce Daniel Goleman. Por esto resulta fundamental trabajar siempre en tus habilidades emocionales, independientemente del entorno en el que te encuentres: en el trabajo, en familia, en pareja, con amigos… Cuando, personalmente, ves los beneficios de la inteligencia emocional en tu propio entorno profesional, sólo se puede querer aplicarla en todos los ámbitos de la vida.
Cualquier relación es una oportunidad para practicar tus habilidades emocionales y mejorarlas al mismo tiempo. Rodearte de personas con una fuerte inteligencia emocional también es una buena forma de avanzar en esta dirección, ya que aprendemos de los demás. Si estamos tratando con una persona que no es emocionalmente inteligente, en lugar de jugar su juego, es mejor hacerle entender lo que ganaría si fuera más empática y controlara sus emociones. La inteligencia emocional trae muchos beneficios, de los cuales hablaremos a continuación.
Los beneficios de la inteligencia emocional
La inteligencia emocional permite:
- Mejorar la productividad empresarial. Promueve la creatividad, la escucha y la cooperación, cualidades que hacen que los empleados sean más eficientes y, por lo tanto, más productivos.
- Capacidad de adaptarse a todas las situaciones. Nuestras habilidades emocionales son de gran ayuda en situaciones difíciles. Nos ayudan a tomar buenas decisiones y a no reaccionar bajo la influencia de las emociones.
- Transmitir ideas sin problemas. Saber escuchar, es decir, tener en cuenta los puntos de vista y las emociones de los demás, es una gran baza. Esto te permite ser escuchado y entendido cuando quieras transmitir tus ideas, siempre y cuando lo hagas sin vehemencia.